Es muy frecuente en mis conversaciones de coaching, encontrarme con personas que están sumergidas en rutinas, cumpliendo las expectativas de otras personas, no permitiéndose ser auténticos, hablar y actuar como piensan ellos mismos, y por eso, no están viviendo a plenitud; por el contrario, están cargados, frustrados, quieren un cambio, pero no encuentran salida. Luego de hacerles algunas preguntas, concluyen en que les falta capacidad para fijar límites en sus vidas.
Quizás estés viviendo una situación similar, y para que puedas saberlo, te dejo algunas preguntas:
¿Te sientes culpable al decir que NO a algo que realmente no quieres hacer y NO estás en la obligación de hacerlo?
¿Estás cansado de que abusen de tu nobleza?
¿Cuándo has intentado decir que NO, se han enojado contigo?
¿Sientes que los demás no respetan tu tiempo y tu energía?
¿Te preguntas si poner límites es un acto egoísta?
¿Sientes que, si dices lo que piensas, perderás esa relación?
¿Te preguntas si es posible poner límites y seguir siendo una persona que ama?
¿Te preguntas si es posible poner límites y seguir siendo una buena persona?
Este tema está particularmente cercano a mi corazón, porque llegó en un momento de mi vida en el que estaba viviendo muchas turbulencias, tenía caos en muchas de mis relaciones, desde las laborales, de pareja, familiares, de amistad, entre otras; estas me estaban demandando mucho más de lo que podía y quería dar (de forma consiente), y no podía decir que NO por el miedo que me daba perderlas. Eso me hacía tener relaciones de dependencia emocional.
No siempre estuvo claro para mí, pero cuando pude hablarlo con una de mis mentoras, ella me ayudó a “despertar” al ver claramente el problema y darme cuenta que era posible salir de ahí. Te quiero compartir lo que comprendí en ese proceso y fue valioso para mí.
Lo primero que debes hacer es preguntarte: ¿Cuáles son los riesgos de no poner límites sanos en tu vida?
Entre los principales que encontré, es que tienes el riesgo de:
- Vivir cumpliendo las expectativas de otros.
- No amarte y amar a los demás de forma sana.
- Perder tu autenticidad, al no permitirte ser, decir y hacer lo que piensas, por miedo al rechazo.
- No te permites crecer y no le permites a la otra persona tomar su responsabilidad, y como consecuencia de eso, no le das la oportunidad de crecer.
- Pierdes el tiempo en cosas que no te corresponden.
- Que abusen de ti y extraigan cosas que no quieres dar de forma “consciente”.
- Tener relaciones tóxicas, de manipulación y de co dependencia.
- Las carencias de tu alma, hacen que tengas comportamientos compulsivos, privándote de vivir una vida balanceada y sana.
- Ser demasiado permisivo con ciertas conductas negativas.
- Tener dificultad para adquirir hábitos.
- Y principalmente, te aleja de cumplir tu propósito de vida.
El Dr. Henry Cloud en el libro llamado Límites, nos explica de la siguiente manera: ¿Qué son los límites?
- En el mundo físico los límites son fáciles de ver, en el mundo espiritual los límites son así de reales, pero menos visibles.
- Los límites son esas líneas o fronteras que definen a la persona, lo que es y lo que no es.
- Los límites me muestran dónde termina una persona y comienza otra persona, me da un sentido de propiedad.
- Los límites nos ayudan a ver, que podemos cuidar nuestros corazones con mucha diligencia (Dejar lo bueno por dentro y lo malo por fuera).
Para darte un caso puntual y sencillo, cuando me compré mi vehículo, mi hermano menor me pedía que se lo preste seguido, pero no me lo regresaba a la hora acordada, lo que me perjudicaba de llegar donde tenía que llegar y hacer mis actividades de la forma como las había programado, aunque siempre le reclamaba y me molestaba, dejaba que esto pase una y otra vez, sin hacer nada respecto.
Hasta que un día, decidida a colocarle límites, me armé de valor, pensando en el amor propio, (el cuidar de mi propia vida y objetivos) y también pensando en él (en el amor hacia él) para que pueda crecer en cumplir su palabra, le puse la condición de que, si no me lo regresaba a la hora acordada, no se lo prestaría durante un mes.
¿Qué crees que ocurrió? ¡No llegó! Apareció cerca de una hora más tarde, entonces yo, sin enojarme, hablé con él y le dije las consecuencias previamente acordadas. (De tan repetitiva que era la situación, yo no estaba colocando compromisos en mi agenda bien en el filo de la hora para no fallarle a nadie).
Durante un mes no le presté el vehículo, algo que fue muy difícil para ambos, porque él lo necesitaba legítimamente, hubieron días de lluvia, lo necesitaba para economizar los taxis, etc. Te confieso que me dolía no prestárselo, pero lo que yo pensaba, era que esta lección le estaba sirviendo a él principalmente para que aprenda a respetar su palabra y a las otras personas.
Cuando se cumplió el mes, le volví a prestar el vehículo y de ahí en adelante llegó siempre puntual y avisando si se retrasaría 5 min o 10 min, logrando que él sea más responsable, no solo conmigo, sino que el aprendizaje le sirvió para su propia vida.
Si no colocamos límites, le privamos a la otra persona de tomar responsabilidad sobre su vida y por supuesto al privarle de tomar esa responsabilidad, le estamos privando de crecer, de ser su mejor versión y en última instancia, le estamos haciendo un daño, mientras nos dañamos a nosotros mismos.
De esta y otras experiencias más profundas, tanto mías como de mis clientes, extraigo 6 pasos que te quiero sugerir para comenzar a desarrollar los límites sanos.
Paso 1: Identificar y aceptar, dónde y con quienes necesitas poner límites.
Paso 2: Analizar cuáles son las raíces y causas de esta situación en tu vida.
Paso 3: Buscar las bases sólidas, principios y valores que quieres adoptar para que sobre esos construyas tus límites, por ejemplo: el amor, el respeto, la autenticidad, entre otros.
Paso 4: Ser conscientes de que existirá resistencia de la otra persona o personas. Será incomodo que cambies tu manera de actuar. Tomar esas objeciones con calma, con la vista puesta en el amor y en la meta.
Paso 5: Reconocer que tendrás necesidades legítimas y que necesitas canalizarlas hacia un lugar seguro y completamente positivo para ti.
Paso 6: Contar con personas cercanas con quienes compartir el proceso y que te acompañen (esto es demasiado importante).
Desde que me tocó atravesar por el proceso, he visto de cerca decenas de casos de personas, amigos, empresarios, hijos, parejas, etc, que se encontraban en esta situación sin darse cuenta, y que he tenido el placer de servirlos y acompañarlos en ese “despertar” como lo hicieron conmigo y comenzar a trabajar los límites en sus vidas.
Si eres una persona que está buscando cumplir una misión en la vida y alcanzar su propósito, y no aprendes a poner límites, es muy difícil que puedas alcanzarlo. Los límites nos permiten ser auténticos, a definir quiénes somos y quienes no somos, quienes queremos ser y quienes no, y en otras palabras, desde nuestra esencia, cumplir con nuestro propósito.
Lo más trágico de que tengas una vida sin límites, es que te estarás alejando de vivir tu propósito, porque estarás cargado de responsabilidades que no te corresponden, lo que te hace más lento, menos efectivo e ir por caminos equivocados según expectativas de otros, perdiéndote del impacto que tu vida puede tener.
Te quiero desafiar a qué a te ames, te cuides y construyas esos límites intencionalmente, a que no dejes que otras personas dirijan tu vida, a que revises en tu corazón las raíces y causas de la situación, trabaja en ellas, añadiendo los principios correctos, desarrollando la mentalidad correcta, para que, sobre esa base segura para ti, puedas caminar más liviano, con menos pesos innecesarios, puedas vivir más enfocado, ser efectivo en tu camino, y vivir intensamente tu propósito de vida. Recuerda que, “fijar límites es un acto de amor propio y de amor hacia los demás”.